LO QUE NOS HA DEJADO LA TÉCNICA







                                                                                                        Argenis Guzmán



En esta etapa de la vida nos encontramos inmersos en un nuevo periodo de cambios profundos para la humanidad, una etapa nueva en transformaciones y modificaciones esenciales para el transcurso de la vida del hombre, que darán paso a nuevas formas de comercio y de vida que repercutirán en el destino de todos los seres que habitan el mundo, este complejo y sui géneris espacio que habitamos. Son cambios fundamentales, cambios como en su tiempo lo fue el paso de la agricultura medieval a la Revolución Industrial, que trajo consigo una forma innovadora de producir, de obtener riqueza y dividir tajantemente a las personas según su condición -los medios- de los que disponían en la vida productiva.

Sin dudar, a partir de este cambio tan radical en la producción, el hombre comenzó a distorsionar o digamos a “encaminar” con otro sentido la manera en la que trabaja, la manera en que se apropia de lo que le ofrece la naturaleza -que distorsiona y de la que finalmente obtiene un beneficio. Es decir la técnica -lo que para los antiguos griegos era un… traer-ahí-delante, un desocultamiento dentro de la Aletheia (la verdad). Esta técnica en la posmodernidad se ha apoderado del hombre, se ha convertido en un instrumento y en una herramienta indispensable que ha cambiado en este transcurso, en esta nueva etapa estamos ligados con dicha técnica de manera estrecha, no podemos separárnosle de ella, ya que ella nos hace y con ella vivimos la mayor parte del tiempo. De esta técnica -a la que el hombre se encuentra atado- ya no se puede librar, porque si así lo hiciese correría el riesgo de ser excluido, de quedar exento, de ser carente… de no ser feliz.

Es ésta técnica, por un lado; un medio para fines -beneficios, necesidades elementales y superficiales que necesita y/o simplemente quiere satisfacer- y por el otro; es un hacer del hombre -es algo innato, algo inherente a él, pero que ha venido distorsionándose en el transcurso de la modernidad.

           Pero no es solo eso, no es la técnica un simple medio, es además una manera de hacer salir lo “oculto”, lo que está en un estado de desocultamiento, lo que sale a la luz, lo que representa la realidad, la verdad. Como en la antigüedad, esto es la técnica en la modernidad, pero sólo dejando descansar la vista en esta característica fundamental, notaremos el rasgo novedoso de la técnica moderna que lo domina por completo.

“El hacer salir lo “oculto” que domina totalmente a la técnica moderna tiene el carácter de emplazar, en el sentido de la provocación. Éste sucede así: la energía oculta en la naturaleza es sacada a la luz, lo que es sacado a la luz se lo transforma, lo transformado es almacenado, a lo almacenado a su vez se le distribuye, y lo distribuido es de nuevo conmutado. Sacar a la luz, transformar, almacenar, distribuir, conmutar son maneras de hacer salir lo oculto. Sin embargo, esto no discurre de un modo simple. Tampoco se pierde en lo indeterminado. El hacer salir lo oculto “desoculta” para si mismo sus propias rutas, imbricadas de un modo múltiple, y las desoculta dirigiéndolas. Por su parte, esta misma dirección viene asegurada por doquier. La dirección y el aseguramiento son incluso los rasgos fundamentales de salir a la luz que provoca” 1.

            ¿Quién y cómo se lleva a cabo el emplazamiento? Evidentemente lo realiza el mismo hombre que al encontrar en todas partes solicitaciones de que “algo” esté inmediatamente en el emplazamiento y que esté para ser solicitado para otra solicitación. Lo entonces solicitado tiene su sitio propio de estancia, y es llamado esto existencias. Que se entiende cómo el modo en como está presente todo lo que pertenece por el hacer salir lo oculto. Lo que está en el sentido de existencias ya no está ante nosotros como un objeto. El hombre es quien puede representar (en términos de imaginación subjetiva) una cosa u otra, de una forma u otra, puede conformar o impulsar lo “real” y lo “efectivo” que sale a la luz en forma de “existencias“, pero no es esto algo de lo que el hombre disponga. Solo en la medida en que el hombre, por su parte ya está provocado a extraer energías naturales puede acontecer este hacer salir lo oculto que solicita y emplaza. “El hombre, al impulsar la técnica, toma parte en el solicitar como un modo de hacer salir lo oculto” 2.

           Heidegger ilustra el ejemplo del guardabosques que es emplazado y solicitado por la industria del aprovechamiento de la madera, y ésta por la de la celulosa, ésta la vez solicitada por la permanente necesidad de papel, emplazada por la prensa escrita hasta el emplazamiento y solicitud de la opinión pública, que requiere leer los diarios a fin de que esa opinión sea susceptible de ser solicitada para tener una organización emplazada y solicitada de información, es claro entonces que en este ejemplo ilustrativo como en la mayoría de los ejemplos posibles de la vida, el hombre está inmerso en la solicitación de una estructura de emplazamiento, de la cual no puede librarse. Este requerir -dice Heidegger- unifica al hombre a solicitar lo que sale de lo oculto como existencia, es denominado estructura de emplazamiento (Ge-stell) palabra que toma del alemán para denominar la esencia de la técnica de la modernidad.
“En la estructura de emplazamiento se efectúa de modo propio el estado de desocultamiento en conformidad con el cual el trabajo de la técnica moderna saca de lo oculto lo real y efectivo como existencias. De ahí que no sea ni un mero hacer del hombre ni solo un medio dentro de los límites de este hacer. La definición únicamente antropológica de la técnica se convierte en principio de algo caduco” 3.

            El hombre en la época de la técnica está bajo la provocación de hacer salir lo oculto. Esto se refiere principalmente a la naturaleza de la que éste te apodera y transforma, de la que el hombre obtiene energía y por la que posee una actitud solicitante que se nota claramente en el estudio y avance de las ciencias exactas en la modernidad.

            La esencia de la técnica moderna descansa en la estructura de emplazamiento. Ésta Pertenece al sino del hacer salir lo oculto. El prevalecer de ésta pertenece al sino. Como éste lleva en cada caso al hombre a un camino del hacer salir lo oculto, el hombre anda siempre, o sea está en camino, en la probabilidad de perseguir e impulsar únicamente lo que, en el solicitar, ha salido de lo oculto y de tomar todas las medidas a partir de allí. De esta manera se cierra la otra posibilidad, que con el fin de experienciar como su esencia la pertenencia al desocultamiento que él usa, el hombre más bien, más y de un modo más inicial se preste a la esencia de lo desocultado y a su estado de desocultamiento. Llevado a estar entre estas dos posibilidades, el hombre está en peligro desde el sino. El sino del hacer salir lo oculto es, en cada caso de sus modos y por ende, necesariamente, peligro. Dicho peligro consiste en que el hombre se equivoque con lo que no está oculto, que se pierda, que lo malinterprete. Desde el momento en que lo no oculto aborda al hombre, no por lo menos como objeto para un sujeto sino solamente como “existencias”, como “cosa”, como “mercancía”. El hombre está, incluido en el mundo de las mercancías y por consiguiente en el mundo de la técnica, por esto ya está convertido totalmente en una “mercancía” que produce valor, plusvalor, está totalmente movilizado, enajenado, en el marco de un proyecto que intenta planear íntegramente a la naturaleza. Un mundo en el que todo gira entorno de la oferta y la demanda, la producción, distribución y el consumo, un mundo en el que no se piensa en una educación de calidad y una visión amplia del mundo, y que en cambio si tiene interés en insertar en el mercado laboral a la gente, en la producción, un mundo donde no interesa pensar y tener respeto por la naturaleza y los valores cívicos y en donde las religiones moldean, controlan e incluso castigan a su antojo las mentalidades de los débiles que lo permiten. Ese es el otro peligro que Heidegger señala, porque el hombre no sabe a dónde va, no se encuentra en ninguna parte consigo mismo, no conoce, no entiende, no le interesa conocer su esencia, el hombre ya se perdió en la existencia ya no se encuentra, no sabe cuál es su real sino histórico.

Insiste Heidegger “que el hombre está de un modo decidido en medio de la provocación de la estructura de emplazamiento, que no percibe como una interpelación, que deja de verse el mismo como interpelado, y con ello deja de escuchar todos los modos como el existe desde su esencia en la región de exhortación y con ello no puede encontrarse consigo mismo”
 4.

            La estructura de emplazamiento distorsiona el salir y el mantener la verdad. El sino que destina a la solicitación es por ende el peligro. Lo peligroso no es la técnica, el peligro está en no tener presente su esencia, que sea simplemente un sino del hacer salir lo oculto.

            Y esto es permanentemente evidente ya que en la posmodernidad el hombre está obsesionado por el consumo, por producir, por seguir estereotipos, modelos (lo que le inculcan los medios). En la labor ya recibió la técnica, ya la aprehendió, ya la tiene y la reproduce… produce-reproduce!. Y no contempla, no percibe la esencia de la vida y de las cosas, no valora lo que existe, consume-produce-contamina y… reproduce. Eso, eso es lo que nos ha dejado la técnica!.


1 1 Heidegger, Martín. Heidegger en castellano, La pregunta por la técnica, pp. 2
2 2 Idem.
3  Idem.
 Idem, pp. 9


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