Elizabeth Rojas
dulce compañero.
Ciñe mi cuerpo con tus deseos,
con tu libertad.
Toma mi mano,
salgamos de esta ciudad.
Adentrémonos en el bosque,
yo te mostraré el camino
hacia el río musical.
Escucha el movimiento
y la agitación de su cuerpo
entregado a saciar.
Engendran un ritmo,
un fluir,
que ya no se distingue del corazón.
Del de la sangre.
Ven, navega conmigo
sobre las aguas apacibles
y furiosas de la vida
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